Amor se escribe sin H

El título de uno de los libros de Jardiel Poncela que más he releído se titula “Amor se escribe sin “H”. En él nos cuenta una historia de amor originalísima que finaliza con un rosario de contraposiciones, asegurando con toda la fuerza que daba a su literatura que solo las palabras que comienzan con la letra “H”, son verdaderamente importantes. Y, entre otras lindezas, comenta que, el amor en sí tiene escaso interés, sin embargo, cuando se trata del himeneo, la cosa cambia (y hasta el himen en aquellos años tenía mayor interés que la boda en sí). ¿Y el pan? Pues muy sencillo para el humorista procedente de Quinto de Ebro, porque asegura que la importancia del pan está en la harina. Y a partir de aquí, va desmenuzando su imaginación y nos propone que la risa tampoco tiene demasiado interés si no está provocada por el humor. Y el honor, la hemoglobina, el hígado, etc., etc., van pasando por su pluma adheridas a su argumento principal. Pero Jardiel no quiso entrar en temas peliagudos como la política o la religión. Pero siguiendo con la importancia de una letra que ningún español es capaz de pronunciar, seguramente que hubiera definido a quienes son los profesionales de la política como los causantes de la cantidad determinada de hambre que por su actitud pasan los hombres. Y la democracia, que poco a poco va perdiendo vigencia, adquiere plena importancia cuando tiene en vilo la hinchazón solapada que produce en el pueblo. (Aunque para acabar de p.m. nada mejor que mentar lo que mayor inflamación adquieren los huevos de la gente).

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